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Sabtu, 31 Desember 2016

Sejarah Perkembangan Zaragoza Masa Abu Ja'far Al-Muqtadir

Emires de Zaragoza
Mundir b. Yahya, 1013-1022
Yahya b. Mundir, 1022-1036
Mundir b. Yahya Muizz, 1036-1039
Abdállah b. Hakam, 1039-1039
Sulayman b. Hud, 1039-1046
Abu Ja'far Ahmad b. Sulaymán al Muqtadir, 1046-1083
Yusuf b. Ahmad, 1083-1085
Ahmad b. Yusuf, 1085-1110
Abd al Malik Imad, 1110-1130
Ahmad b. Abd, 1130-1146
Introducción a la taifa
Desde 1009, en la guerra civil por el Califato de Córdoba sobresalió Mundir, de los Tuyibíes, la familia árabe que venía gobernando Zaragoza desde finales del s. IX . El califa Sulayman concedió a Mundir el dominio de Zaragoza, en 1013, y allí se alzó, independiente, en su taifa, extendida por el valle del Ebro, limitando con las taifas de Toledo, Albarracín, Valencia y Tortosa, además de lindar con territorios cristianos.

Así, la taifa de Zaragoza estuvo regida, en una primera fase, por los Tuyibíes.Mundir I se tituló hayib, mayordomo de palacio, igual que se había titulado Almanzor, al que imitó también en su epíteto de al Mansur, el Victorioso.

Las crónicas señalan la prosperidad de la taifa de Zaragoza en tiempos de Mundir I (muerto hacia 1021-1022), y de sus sucesores, su hijo Yahya († 1036) y su nieto Mundir II, asesinado en 1038 por un primo, pronto suprimido por el gobernador hasta entonces de Lérida y Tudela, Sulayman b. Hud, quien pasó a señorear la taifa. El gran oponente de Zaragoza fue en este periodo Sancho IIIel Mayor de Navarra (m.1035).

La segunda fase de la taifa de Zaragoza estuvo dominada por la dinastía de losBanu Hud, otra familia árabe asentada desde el s. VIII en al Andalus. Los Banu Hud destacaron en el partido árabe andalusí, encabezado por la taifa de Zaragoza. Guerrearon por cuestiones fronterizas con los régulos beréberes de la taifa de Toledo.

Recurrieron en este y otros conflictos externos e internos, al pago de parias a Barcelona, Cerdaña, Urgel, Aragón, Pamplona y Castilla. El Cid, como auxiliar de los Banu Hud, llegó a Zaragoza en 1081. La ofensiva cristiana se intensificó con la intervención de la Cruzada en la Península, logrando la toma efímera de Barbastro en 1064, repitiendo incursiones en 1073, 1077 y 1086-1087.

Al morir Sulayman b. Hud en 1047, sus cinco hijos, repartidos por él en el gobierno de los principales enclaves de su taifa (Calatayud, Huesca, Tudela y Lérida, además de Zaragoza), se alzaron cada uno en si lugar, hasta que uno de ellos, Ahmad al Muqtadir, desde Zaragoza, volvió a reunirlo todo, tras luchas que quebrantaron la taifa, aunque pudo expandirse, anexionándose la taifa de Tortosa, en 1060-1061, y la de Denia, en 1076; luego, los régulos de Zaragoza competirán con otras taifas y con el Cid por apoderarse, ya sin éxito, de la taifa de Valencia. Ahmad al Muqtadir murió en 1082, y fue el más importante soberano de la taifa de Zaragoza, dando tono monumental a su corte de la Aljafería, que lleva su nombre de Abu Yafar.

Hasta la conquista de Zaragoza por los almorávides, en 1110, se sucedieron tres régulos más: al Mutamin, 1081-1085; al Mustain II, 1085-1110, e Imad al Dawla, 1110-1130, que tras ser expulsado de Zaragoza por los almorávides, se mantuvo en Rueda de Jalón, apoyado por los reyes cristianos de Aragón y luego de Castilla.

El final de la taifa de Zaragoza está marcado por luchas dinásticas, intentos frustrados de expansión por Levante, conquistas cristianas (Huesca, en 1096; Barbastro, en 1100) y ocupación de los almorávides, quienes tampoco lograron mantenerse: Zaragoza fue ocupada por Alfonso Iel Batallador en 1118, y Tudela en 1119. La Marca Superior de al Andalus quedó desmantelada en el s. XII.

Abú Yafar Áhmad ibn Sulaymán al-Muqtadir Billah, rey de la taifa de Saraqusta entre 1046 y 1081.

Abú Yafar Al-Muqtadir, de la dinastía de los Banu Hud, llevó a la taifa de Zaragoza a su máximo apogeo político y cultural. Fue mecenas de las ciencias, de la filosofía y de las artes. Mandó construir el bello palacio de la Aljafería donde se reunieron importantes intelectuales andalusíes.

Al-Muqtadir consiguió reunir bajo su mandato las tierras disgregadas tras el reparto de los dominios de Zaragoza entre sus hermanos hecha por su padre ‎Sulaymán banu Hud al-Musta'in. Solo Yúsuf, gobernador de Lérida, resistió durante más de treinta años los intentos de integración de su hermano, hasta que fue hecho prisionero en 1078.

Fue un periodo de máximo esplendor de la taifa zaragozana, que, en la segunda mitad del siglo xi, solo tuvo rival en la de Sevilla ‎de Al-Mutamid. Sus fronteras llegaron hasta el Mediterráneo, cuando, a partir de1076 reunía bajo su dominio las taifas de ‎Tortosa y de Denia, siendo el rey de la taifa de Valencia vasallo suyo.

Sin embargo, la difícil situación de Zaragoza, amenazada por el reino de Aragón de Ramiro I y Sancho Ramírez y en constante litigio fronterizo por las tierras de la extremadura navarra y castellana (Tudela, Soria, Guadalajara), obligaban tanto a Al -Muqtadir como a Yúsuf de Lérida a pagar parias a sus vecinos cristianos, en especial al poderoso Alfonso VI de Castilla. Hasta el punto de que, en1081, su sucesor, Al-Mutamán hubo de contratar los servicios de un mercenario castellano, Rodrigo Díaz de Vivar, conocido más tarde como El Cid, que deriva del árabe "sidi" (Señor).

Rey taifa de Zaragoza nacido hacia 1020 y muerto hacia 1082. Su reinado fue el más largo de entre los reyes de Zaragoza y su reino, el más grande de la España musulmana de su época, tuvo más de la mitad de sus fronteras lindando con los diferentes estados cristianos. Durante los primeros años de su reinado Ahmed se dedicó a unificar el país y posteriormente convirtió Zaragoza en una potencia expansiva que conquistó los reinos de Tortosa y Denia.
Perteneciente a la familia de los Banu Hud, originaria de Arabia y cuyo primer representante en Al-Andalus fue Hud, Ahmed fue hijo de Sulayman Ibn Hud al-Mustasin, que había gobernado Zaragoza con el título de al-Hayib entre 1039 y 1046 y que había dividido sus estados entre sus cinco hijos; Ahmed recibió Zaragoza a la muerte de su padre en 1046 y tomó los títulos de al-Hayib, Imad ad-Dawla y más tarde al-Muqtadir Billah.

De los hermanos de Ahmed, Lubb, que gobernaba Huesca, era el único que se mantuvo dependiente de Zaragoza; Mundiren Tudela, Muhammad en Calatayud y Yusuf al-Muzaffar en Lérida, trataron de gobernar su herencia de manera autónoma, pero la política centralista del soberano de Zaragoza pasaba por la reunificación de los estados paternos. Ahmed, según los cronistas, se valió de engaños para arrebatar sus reinos a sus hermanos. Antes de 1051 sometió Tudela y Calatayud, pero al-Muzaffar de Lérida no estuvo conforme con entregar el poder a su hermano, lo que causó un largo enfrentamiento entre ambos.

A principios del reinado de Ahmed se produjo un hecho que ilustra los métodos que usó el rey de Zaragoza en las guerras civiles contra sus hermanos y la enemistad que existía entre éste y Yusuf al-Muzaffar: los habitantes de Tudela, que dependían del gobernador de Lérida, le pidieron ayuda debido a la gran carestía de alimentos que sufrían. Yusuf reunió los víveres que los tudelanos reclamaban y ofreció al rey de Aragón, Ramiro I, una cantidad de dinero para que permitiese al convoy con los alimentos atravesar sus tierras de camino a Tudela. Cuando Ahmed se enteró del acuerdo ofreció al monarca aragonés el doble de dinero del que le había ofrecido su hermano para que le permitiese enfrentarse a al-Muzaffar y Ramiro aceptó. Según la crónicaal-Bayan el enfrentamiento entre ambos ejércitos -Yusuf había enviado los víveres acompañados de una importante escolta de jinetes- se produjo en el centro de los territorios de Ramiro y el resultado de la escaramuza fue la victoria de Ahmed, que permitió a los aragoneses hacerse con el botín y tomó como prisioneros a los supervivientes. A raíz de este enfrentamiento el prestigio de Ahmed creció enormemente. Aunque la crónica no indica la fecha del suceso, parece que éste se produjo antes de noviembre de 1058, fecha en que los hermanos celebraron una entrevista para poner fin a las guerras entre ambos. Ibn Jaldun también habla en sus crónicas de la alianza que en el año 443 de la Hégira (1051/52) concretó Yusuf con catalanes y navarros para atacar Zaragoza, pero la noticia es vaga y no da más datos al respecto.

Ahmed Ibn Hud, para asegurar la integridad de sus territorios o para comprar la intervención cristiana en sus enfrentamientos, pagó parias a los diferentes príncipes cristianos entre los años 1048 y 1063: tributó a Ramón Berenguer I de Barcelona, a Ramiro I de Aragón, a Armengol III de Urgel y a García de Pamplona; a partir de 1061 también se convirtió en tributario de Fernando I de Castilla.

En noviembre de 1058 Ahmed y Yusuf se reunieron para negociar la paz, pero en la entrevista, realizada en los territorios de Ahmed, el rey de Lérida fue atacado por gentes de Ahmed y sólo salvó su vida gracias a la cota de malla que portaba bajo sus vestiduras. Según Ibn Hayyan, Ahmed negó cualquier implicación en el hecho y castigó a los atacantes con la muerte, lo cual evitó una guerra abierta entre los hermanos, pero la enemistad entre ambos continuó como antes de la entrevista.

Ante la imposibilidad de extender su reino a costa del feudo de Yusuf, Ahmed comenzó una política expansiva hacia Levante. Se apoderó de Tortosa tras una sublevación de su población contra el gobernante Nabil al-Fatah y el poder le fue entregado por los notables de la ciudad. La incorporación de este pequeño reino supuso para la taifa de Zaragoza la anexión de un territorio conocido por su riqueza y con un importante puerto para el comercio y la construcción y reparación de barcos. Las fuentes árabes discrepan en la fecha de esta incorporación, pero en cualquier caso, ésta debió producirse entre 1060 y 1061.

En mayo de 1063 el reino Hudí de Zaragoza fue atacado por Ramiro I de Aragón por su principal baluarte: Graus, que junto con Barbastro constituía el puesto más avanzado de Al-Andalus. Graus ya había sufrido los ataque sin éxito del monarca aragonés en la primavera de 1055 y volvió a ser sitiada por el mismo rey en primavera de 1063. Ahmed marchó a la defensa de la ciudad, contando con la ayuda del infante Sancho, hijo de Ramiro I; un joven Rodrigo Díaz de Vivar también formaba parte de las huestes del zaragozano. En la batalla perdió la vida el rey aragonés y la victoria fue de los aliados musulmanes y castellanos.

La muerte de Ramiro I causó una gran conmoción en la Europa cristiana, de modo que el papa Alejandro II predicó la cruzada contra los musulmanes de España y concedió la remisión de los pecados a aquellos que combatiesen contra ellos. A la prédica de 1063 sucedió la movilización cristiana el año siguiente, de carácter internacional, a la que acudieron sobre todo franceses y a la que se unieron italianos y catalanes. El ejército cristiano estuvo comandado por Guillermo de Montreuil, gonfaloniero del papa; la facción catalana estaba bajo el mando de Armengol III de Urgel; los franceses, fueron comandados por Guillermo VIII, conde de Poitiers y duque de Aquitania; junto a todos ellos se encontraba el aventurero Robert Crespin, barón de la Baja Normandía, capitaneando a los normandos. Los coligados se reunieron en Graus y partieron hacia Barbastro a finales de junio de 1064. La ciudad, que se encontraba bajo la zona de influencia de Yusuf al-Muzaffar, señor de Lérida, fue abandonada a su suerte por su gobernante y terminó capitulando por falta de provisiones y agua.

La pérdida de Barbastro pasó a ser el tema más importante de las conversaciones en todo Al-Andalus y algunos escritores como Ibn Hayyan culparon Ahmed Ibn Hud. El rey de Zaragoza, para desquitarse de estas acusaciones, preparó un ejército para reconquistar la ciudad y contó para ellos con el apoyo del poderoso rey de Sevilla, Abbad Ibn Muhammad al-Mutadid e hizo un llamamiento a los distintos reyes taifas de Al-Andalus para comenzar la guerra santa contra los conquistadores de Barbastro. El ejército, imbuido de una gran sed de venganza por las humillaciones que habían sufrido ante los cristianos los habitantes de la ciudad, partieron de Zaragoza a primeros de abril de 1065; un mes después Barbastro había sido recuperada para el Islám y a consecuencia de ello Ahmed I Ibn Hud fue considerado en todo Al-Andalus el campeón y el salvador del Islám y el reino Hudí de Zaragoza se hizo más fuerte y poderoso. A partir de este momento Ahmed tomó el título honorífico de al-Muqtadir.

En 1069 Ahmed al-Muqtadir firmó una alianza con Sancho García de Navarra con vistas a evitar un ataque navarro-aragonés en caso de que el rey navarro se uniese conSancho Ramírez de Aragón. A raíz de la reconquista de Barbastro al-Muqtadir comenzó a extender su autoridad y engrandecer su reino incorporando, poco a poco, nuevos dominios, lo que hizo de la Marca Superior un nuevo y poderoso reino. Coincidiendo con la anarquía que se desató en Castilla tras la derrota de Barbastro, las fronteras del reino de Zaragoza quedaron cerradas contra las tentativas conquistadoras de sus enemigos, a excepción de algunos lugares que fueron atacados por los aragoneses sin resultados. El peligro que suponía el reforzamiento del reino Hudí llevó al papa Alejandro II a predicar una nueva cruzada contra los dominios de al-Muqtadir. Tras la muerte del pontífice en 1073 la cruzada fue retomada por su sucesor,Gregorio VII. Por causa de la alianza entre Zaragoza y Pamplona, Sancho Ramírez de Aragón buscó apoyos en el exterior para enfrentarse al reino Hudí y los encontró en Francia y en la Santa Sede, pero el proyecto de cruzada retomado por Gregorio VII, no obtuvo el mismo acogimiento que el anterior de 1063 y los ataques del rey aragonés contra los territorios de al-Muqtadir -probablemente sobre Huesca- fueron de poca magnitud y contando con la única ayuda extranjera que la que le proporcionó su cuñado Ebles, barón de Champañes.

En 1076 una serie de circunstancias hicieron que Ahmed al-Muqtadir se convirtiese en soberano de la taifa de Denia: el rey de Zaragoza inició expediciones contra el reino de Denia, gobernado por Alí Iqbal ad-Dawla, para conquistar ciertas fortalezas y entregarlas a su hijo al-Mundhir; cuando el príncipe deniense supo de los planes del zaragozano envió orden a los alcaides para que entregasen las plazas, pero después dio la orden contraria y pidió ayuda a sus aliados de Sevilla y Almería para resistir a Ahmed; éste marchó a Denia y se entrevistó con el príncipe Muizz ad-Dawla, interviniendo en las negociaciones un ministro deniense de Ahmed, Ibn Ar-Royolo, que según las crónicas fue quien convenció a su señor para que se apoderase de la ciudad, cosa que sucedió en marzo de 1076, cuando los altos dignatarios de Denia entregaron el poder a al-Muqtadir. El nuevo monarca de Denia permaneció un tiempo en la ciudad para arreglar ciertos aspectos administrativos y después marchó a Zaragoza llevando consigo a Alí Iqbal ad-Dawla, a quien concedió un pequeño feudo del que éste vivió hasta su muerte en 1081.

Después de la anexión de Denia al-Muqtadir se interesó por la incorporación a sus dominios del reino de Valencia, que a la sazón se encontraba bajo la órbita del reino de Toledo, cada día más acosado por Alfonso VI de Castilla. Según el cronista Ibn Bassam, los súbditos de al-Muqtadir le acusaban de haber conquistado Denia antes que Valencia, más importante y rica. Para no enemistarse con el rey de Castilla, el rey Hudí entregó una suma de dinero a Alfonso VI para que éste le permitiera anexionarse el reino de Valencia. El régulo de Valencia, Abu Bakr Ibn Abd al-Aziz tuvo el acierto político de reconocer teóricamente la soberanía de al-Muqtadir sobre la ciudad (1076), lo que evitó que el ejército dispuesto para conquistarla entrase en ella.

Durante sus últimos años de vida al-Muqtadir consiguió anexionar por fin el reino de Lérida a sus posesiones, al vencer a su hermano mayor al-Muzaffar y encarcelarlo en el castillo de Rueda. Las crónicas no han dejado datos sobre el hecho y se desconoce la fecha de la incorporación de Lérida, que debió suceder entre 1078 y 1081; por estos años al-Muqtadir se apoderó también de Molina de Aragón y Santaver.

Antes de morir, el rey de Zaragoza acogió en sus dominios a Rodrigo Díaz de Vivar que al ser expulsado de Castilla había ofrecido sus servicios a Ramón II de Barcelona y había sido rechazado, por lo que viajó a Zaragoza donde ofreció su espada a su antiguo señor en la batalla de Graus. En 1081 al-Muqtadir enfermó gravemente y el gobierno de sus estados pasó a sus hijos: Yusuf al-Mutamin se encargó del gobierno de Zaragoza, Calatayud, Tudela y Huesca; Mundir comenzó a reinar en Denia, Tortosa, Lérida y Monzón. De esta manera se volvieron a disgregar los estados que al-Muqtadir había acumulado durante su largo reinado. Ahmed Ibn Hud al-Muqtadir Billah mantuvo el poder teórico hasta 1082, año en que aún aparece en las monedas y que probablemente fue el de su muerte. Las fuentes árabes no se ponen de acuerdo en la fecha ni la causa de su muerte: Ibn Idari e Ibn al-Jatib mencionan el año 475 de la Hégira (1082/1083); Ibn Abi Zar e Ibn Jaldun afirman que fue en Yumada I del 474 de la Hégira (octubre de 1081). Por otra parte Ibn al-Jatib indica que el señor de Zaragoza murió a causa del ataque de un perro, mientras que Ibn Idari relata que fue víctima de una enfermedad que le hizo perder la razón.

Durante su próspero reinado Ahmed al-Muqtadir sólo acuñó dirhemes. Fue un soberano amante de la cultura, que se rodeó en su corte de filósofos y literatos. Pasó a la posteridad por la construcción del palacio de la Aljafería y por el embellecimiento de Zaragoza

Historia del reinado de Al-Muqtadir‎

Conflictos fratricidas por la sucesión
Al obtener el reino de Zaragoza en 1046, Al-Muqtadir debió reducir a su obediencia a sus hermanos, que habían sido situados al frente del gobierno de los diferentes distritos de la Taifa, y que pronto se alzaron como régulos en sus diferentes ciudades. Excepto Lubb de Huesca, que reconoció pronto a su señor y hermano, Muhámmad en Calatayud y Mundir en Tudela comenzaron a acuñar moneda con su nombre, dándose títulos soberanos. En1051 Al-Muqtadir ya habría destronado a tres de sus cuatro hermanos (excepción hecha de Yúsuf al-Muzaffar de Lérida) recurriendo incluso a celadas no muy nobles.‎

Yúsuf intentó incluso dominar Zaragoza, atacando a su hermano Al-Muqtadir, que, a su vez, y para impedir que Lérida se aliara con ejércitos cristianos para conseguirlo (sobre todo estaban interesados en ello los condes catalanes por las recompensas territoriales que podrían obtener) debió comenzar con su política de aplacarles pagándoles parias a cambio de su no intervención. De este modo, uno de los males endémicos de Zaragoza comenzó pronto a manifestarse, pues las grandes necesidades de dinero para tributar a los reinos cristianos provocaron continuas subidas de impuestos, lo que supuso un descontento creciente de la clase productiva de Zaragoza. Más aún, la economía de la taifa se resentía a la vez que aumentaba la disponibilidad de numerario de unos reinos cristianos cuyos intercambios en metálico eran de escasa entidad hasta entonces. El cargo más oneroso para las arcas de Al-Muqtadir fue el ser tributario del poderoso reino de Castilla, que le defendía de los ataques del rey aragonés. Ya en 1060, Fernando I de Castilla cobraba el impuesto anual del rey de Zaragoza. En 1058 había intentado firmar la paz con Yúsuf de Lérida para evitar pagar parias al conde de Barcelona,Ramón Berenguer I (incluso consta que recibieron tributos de Zaragoza en algún momento entre 1048 y 1063 Ramón de Cerdaña, Armengol de Urgel, Ramiro I de Aragón y García de Pamplona), pero la desconfianza entre los dos hermanos impidió su avenencia.
La conquista de la taifa de Tortosa
En 1060, un suceso inesperado vendría a iniciar la expansión hacia levante de Áhmad I Al-Muqtadir, obteniendo una salida al mar. Al morir los dos régulos eslavos de la taifa de Tortosa, Muqatil y Ya'la, un tercero, llamado Nabil o Labil que les sucedió, no pudo mantenerse en el poder, acosado por presiones internas y del exterior y, con sus súbditos sublevados, abandonó la taifa y se la entregó a Al-Muqtadir a cambio de asilo político. De este modo se inicia una expansión territorial que ocuparía todo el Levante con el vasallaje de Valencia en 1076 y la rendición de Lérida en 1078. Paradójicamente, su poderío con respecto al resto de los reyes taifas de la zona contrasta con la debilidad mostrada ante los pujantes reinos cristianos, a los que solo podía hacer frente pagando a cambio de alianzas, apoyos militares y ejércitos mercenarios, como el del desterrado Cid.

La frontera norte: cruzada y yihad por Barbastro
A mediados del siglo xi, la frontera norte del reino hudí se situaba en la actualBarbastro, y disponía de un fuerte enGraus. Ramiro I de Aragón intentó repetidas veces apoderarse de estos puntos estratégicos que formaban una avanzada en forma de cuña entre sus territorios. En 1063 sitió Graus, pero Al-Muqtadir en persona, al frente de un ejército que incluía un contingente de tropas castellanas al mando de Sancho, el futuro Sancho II de Castilla, que quizá contaba en su mesnada con el Cid, consiguió rechazar a los aragoneses que perdieron en esta batalla a su rey, al parecer asesinado por un soldado árabe, llamado Sadaro, que hablaba romance y que iba disfrazado de cristiano y que, acercándose al real de Ramiro I, le clavó una lanza en la frente. Su sucesor, Sancho Ramírez, con la ayuda de tropas de condados francos ultrapirenaicos llamadas a la cruzada por Alejandro II, tomó Barbastro en 1064.

Al año siguiente, Al-Muqtadir, reaccionó solicitando la ayuda de todo Al-Ándalus, llamando a su vez a la yihad y volviendo a recuperar Barbastro en 1065. Este triunfo le indujo a tomar el sobrenombre de Al-Muqtadir Billah ("el poderoso gracias a Dios), que inmediatamente mandó grabar en inscripciones cúficas en las yeserías dela Aljafería que entonces estaba construyendo con las leyendas "Esto es lo que mandó hacer el poderoso gracias a Dios" (es decir, Al-Muqtadir Billah).

A pesar de la pérdida de Barbastro, el reino de Aragón era una fuerza emergente y en ese mismo año toma el castillo de Alquézar. Para contrarrestarle, Al-Muqtadir firmó tratados en 1069 y 1073 con Sancho el de Peñalén, rey de Pamplona, por los que obtenía la ayuda navarra a cambio de parias. La alianza con el rey pamplonés detuvo por un tiempo el expansionismo aragonés, pero Sancho IV murió pronto, en junio de 1076, asesinado por obra de una conjura de sus hermanos Ramón y Ermesinda.

Campañas en Levante: conquista de Denia y vasallaje de Valencia
En levante, la taifa de Denia, que era muy rica, pues había sido una potencia marítima y comercial en tiempos deMuyahid y su hijo Alí (que casó con una hermana de Al-Muqtadir), estaba subordinada al gran Al-Mamún de Toledo, que murió envenenado en 1075. Aprovechó esta ocasión Al-Muqtadir para presentarse en Denia con un ejército notable, animado por un visir de aquel soberano llamado Ibn al-Royolo, que consiguió mover a la población a favor del monarca zaragozano. Se negoció sin batalla la entrega de la Taifa de Denia a Al-Muqtadir en 1076, con lo que los dominios de Zaragoza se extendieron hasta la actual Murcia.

Tras este éxito, Al-Muqtadir fijó su objetivo en comunicar sus dominios, interrumpidos por la Taifa de Valencia. Esta era gobernada por Abú Bakr de Valencia, que había estado subordinada políticamente a Toledo y estaba en la órbita de Alfonso VI, de quien de hecho dependía. Al-Muqtadir se dirigió a Valencia con sus tropas y Abú Bakr salió a su encuentro engalanado y se declaró su vasallo. Así, Valencia pasó a ser una taifa vasalla del señor de Zaragoza y, a cambio, este mantuvo al rey-títere Abú Bakr en Valencia en el poder. No podía llevar a cabo una conquista más efectiva, pues, tanto Alfonso VI, como el resto de los régulos de taifas, estaban muy recelosos del excesivo poder que acumulaba el rey de Zaragoza.
Últimos años: dominio sobre la taifa de Lérida 
En sus tres últimos años de gobierno, de1078 a 1081, Al-Muqtadir concentró sus fuerzas en conseguir someter a su poder a la taifa de Lérida, donde resistía su hermano Yúsuf al-Muzzafar. Tras muchos enfrentamientos lo hizo prisionero en la fortaleza de Rueda y logró el reconocimiento de su dominio sobre Lérida por parte de su hermano. Pese a ello, y tal como había hecho su padre Sulaymán, volvió a dividir el reino al entregar a su hijo Al-Mutamín Zaragoza y la zona occidental, y a su hijo Al-Mundir, Lérida, Tortosa y Denia. A finales de 1081 Al-Muqtadir, al parecer gravemente enfermo, tuvo que delegar el poder en sus hijos y murió, con toda seguridad, en el año 1082.

Esplendor cultural‎

Además de su talento político y militar, Al-Muqtadir fue un rey sabio, con amplias inquietudes artísticas y culturales. Como muestra del esplendor de su reinado mandó erigir un palacio-fortaleza en la explanada de la saría zaragozana, en la Almozara, donde se celebraban las paradas militares, las fiestas de las victorias y los ejercicios ecuestres: La Aljafería (al-yafariya deriva de uno de sus nombres, Al-Yafar). Este suntuoso palacio fue la sede de su corte, creando en sus dependencias un centro de cultura donde acudieron intelectuales y artistas de todos los puntos de Al-Ándalus, buscando un refugio de tolerancia y mecenazgo en la taifa más septentrional y más alejada del influjo almorávide por su lejanía y por ser regida por una dinastía hispanoárabe. Allí se dieron cita poetas, músicos, historiadores, místicos y, sobre todo, nació la mejor escuela de filosofía del islam, con la incorporación plena de Aristóteles a la filosofía árabe, labor que, iniciada en Oriente por Ibn Sina (Avicena), fue desarrollada con un criterio independiente por Ibn Bayya, el Avempace de los cristianos. La labor de Avempace fue el punto de partida de la filosofía hispano-árabe, que fue continuada por Ibn Rushd (Averroes) y en la cultura hebrea por Maimónides.‎

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